Como si aplicaran técnicas de resucitación a un cadáver, algunas instituciones pretenden hacer investigación educativa hoy, aquí, en Nuevo León. Tal vez suene dramático hablar de cadáveres en el sistema educativo, pero las evidencias así lo indican:
• México dedica el 5.7% del Producto Interno Bruto al sistema educativo.
• El gasto por alumno es de 2.11 dólares por alumno de educación primaria comparado con un promedio de 6.74 dólares en la OCDE; y de 2.24 dólares por alumno de educación secundaria contra un promedio de 8.27 en la OCDE.
• El presupuesto se aplica prioritariamente al sueldo de los docentes. Más del 90% de los gastos es consumido por el personal, dejando poco margen de maniobra para otros recursos educativos. (http://www.oecd.org/document/4/0,3746,es_36288966_36288553_45958020_1_1_1_1,00.html)
• Los resultados del aprendizaje evaluados por la prueba PISA exhiben a nuestro país en último lugar en comprensión lectora en el listado de países de la OCDE. En matemáticas ocupa el penúltimo lugar, y en ciencias también ocupa el último lugar.
La SEP ha impulsado otro mecanismo de evaluación: “La prueba ENLACE se aplica en todas las escuelas de Educación Básica del país para obtener información diagnóstica del nivel de logro académico que los alumnos han adquirido en temas y contenidos vinculados con los planes y programas de estudio vigentes.”
Las pruebas se han aplicado desde el 2006, pero en la página web de la SEP aclaran:
“a) Los resultados de diferentes materias o años no son comparables entre sí, ni están expresados exactamente en la misma escala, por lo que técnicamente, los datos no se deben mezclar.
b) Los resultados del 2009 de 3º de secundaria, no son comparables con los resultados del 2008 por el cambio de enfoque del contenido evaluado –del 2006 al 2008 la prueba de 3º de secundaria evaluó el contenido de los tres grados de secundaria y a partir del 2009, al evaluarse 1º y 2º grado, la prueba se diseñó para evaluar solo los contenidos de dicho ciclo escolar”. (http://enlace.sep.gob.mx/ba/)
De esta manera, los resultados pretenden ser útiles sólo para la escuela evaluada, para el salón en particular, para el sujeto evaluado. Aducen, que esta evaluación criterial es sumativa y horizontal por lo que admite la autoevaluación y la evaluación compartida por el estudiantado, y que la evaluación respecto a la norma se apega al currículum y no al estudiantado. Dicen que en función de los resultados que obtiene cada escuela es como se pueden tomar decisiones políticas para las escuelas.
Este es un panorama. El de la evaluación y sus resultados, que finalmente consisten en una práctica común en las Instituciones Educativas y que -dudo- se llevan a análisis exhaustivos para la toma de decisiones, son determinantes para la aplicación de presupuestos y orientan al sistema educativo mexicano.
Otro panorama es la dolorosa realidad que vivimos hoy. Que se cuenten en millones la cantidad de jóvenes cuyas edades oscilan entre los 14 y los 29 años, que ni estudian ni trabajan y a quienes se les ha dado en llamar ninis, término que bien podría acuñarse como categoría analítica; que se lean 1.5 libros por persona al año, a sabiendas de que la cantidad de lectores es reducidísima, y la distribución no necesariamente equitativa (además, a mí no me gustaría leer solo medio libro, tendría que leerlo completo y, aunque suene egoísta, pues le quito la otra mitad a alguien). Y algo en extremo grave: la inserción a grupos del crimen organizado de menores de edad, -hombres y mujeres por igual- a quienes se les ha capturado o asesinado en los últimos años. Por un lado, dan sentido a las cifras mostradas por los organismos evaluadores; por otro, obligarían a quienes toman decisiones en materia educativa a rediseñar sus políticas.
Pero las decisiones son muy ajenas. Una institución engalanada porque acaba de estrenar nuevo edificio con un costo de 100 millones de pesos, el Instituto de Investigación, Innovación y Estudios de Posgrado en Nuevo León, se encarga, como su nombre lo indica, entre otras cosas, de investigar. Pongo un ejemplo de lo que ahí investigan: estudian cómo aprenden a leer los bebés. El proyecto se llama Protolecto-escritura y tiene los siguientes objetivos:
• Describir el proceso de adquisición de la lengua materna de los niños y de reconstruir su protolecto-escritura para validar las formas en las que ellos construyen la lectura y la escritura.
• Diseñar estrategias que mejoren la lectura y la escritura de los niños y jóvenes mexicanos a partir de los resultados de la investigación fundamentada en la suposición de que en la apropiación de la lengua materna y las acciones propias de la protolecto-escritura hay datos reveladores en relación con la lectura y la escritura posteriores. (http://www.iiiepe.edu.mx/node/1971)
Este estudio se ha realizado en guarderías del Seguro Social y la muestra incluye a niños muy pequeños, desde antes de los dos años y se ha involucrado a los padres de familia de estas criaturas para que las ejerciten (les enseñen a leer).
Se podrá aducir que esto es de gran utilidad y que una población altísima acude a los preescolares y a los centros de desarrollo infantil, pero lo que se ha perdido de vista son los datos emanados de la psicología genética, de la pedagogía operatoria y de la psicolingüística que, desde principios de siglo pasado, han descrito los procesos de adquisición de la lengua oral, y desde los años 70 han explicado detalladamente los procesos de adquisición de la lengua escrita, además de que se han desarrollado propuestas didácticas de avanzada, acordes a las propuestas estratégicas de enseñanza de la lengua, los denominados enfoques comunicativos. En otras palabras, es inútil pretender enseñar a leer a los bebés, a menos que la intención sea tener un retroceso en los procesos de enseñanza y volver a una enseñanza mecánica. Todo es posible.
Como dice Sandro en una canción: un botón basta de muestra, los demás, a la camisa.
Si el Instituto bien podrá haberse apadrinado por personajes tan relevantes en el mundo político-educativo como nuestro ex rector universitario y ex secretario de educación nacional, el Dr. Reyes Tamez Guerra y la líder del magisterio, Elba Esther Gordillo, no ha corrido con la misma suerte en cuanto al padrinazgo académico. El Instituto ha sido abrazado por la SE en Nuevo León, y los derroteros académicos corren a cargo de sujetos con trayectorias acomodaticias, no alejados de los grandes personajes anteriormente citados, y establecen vínculos con universidades privadas principalmente, se utilizan los servicios de personal comisionado del magisterio, y los enfoques que se propagan son de carácter utilitario, elitista y hasta snob. Sería interesante indagar en la página web del Gobierno del Estado, en el renglón de Transparencia los montos de los sueldos del personal del Instituto.
Las condiciones que vive nuestro país se reflejan en el Instituto que tenemos: discrepancias abismales, proyectos desarticulados de la realidad educativa, pretensiones desarrollistas de primer mundo. Segregación y caos. Desigualdad e inequidad. En el ciclo escolar pasado, el Instituto emitió una convocatoria para el diseño de Centros de Aprendizaje dirigido a estudiantes de arquitectura de la Universidad de Monterrey. El primer lugar ofrecía como premio 40,000.00 pesos. El efecto Mateo en todo su esplendor.
miércoles, 30 de marzo de 2011
domingo, 13 de marzo de 2011
la reina Victoria y Freud....
En tiempos de la Reina Victoria, quien gobernó Inglaterra de 1837 a 1901, la sociedad se caracterizó por un afán de corrección, de dignidad, estricta normatividad y aspiraba a la estabilidad moral humana, al orden, y todo lo que tuviera un aroma libertario, romántico, la exhibición de sentimientos, de emociones, es decir, las expresiones humanas naturales generaban desazón y eran simplemente censuradas por el orden establecido. Las vestimentas sumamente sobrias cubrían la mayor parte del cuerpo. Contamos con suficiente documentación de la época para constatar los datos.
El mismo Sigmund Freud postula su teoría del inconciente fundamentándola en el supuesto origen de la neurosis histérica: la represión de los impulsos. La época victoriana, rica en represión, con el firme propósito de instaurar un orden social conservador y tradicionalista, según el doctor Freud, genera enfermedad.
En algunos lugares del planeta parece no haber pasado el tiempo. A mas de dos siglos de distancia, el conservadurismo y el afán de perpetuar un estado de cosas anacrónico y desfasado, existen autoridades como el gobernador de Jalisco, a quien la homosexualidad le da “asquito”; el alcalde de Huatulco, quien acaba de dictar lineamientos para la vestimenta y el maquillaje de las mujeres que trabajan para su ayuntamiento; el alcalde de la ciudad de Guanajuato que prohibió besarse públicamente y hasta el de Chihuahua que ha prohibido saludarse besándose en la mejilla. Sin ir más lejos, en Jalisco en 1995 también se intentó prohibir el uso de minifaldas. Los botones aquí no son de muestra, proliferan, se dan en macolla.
¿Cómo pretender conservar las condiciones sociales del siglo XIX cuando han ocurrido cambios sustanciales que denotan una organización social totalmente diferente? La libertad lograda a resultas de la Revolución Industrial que tomó a la reina Victoria en pleno fulgor de su gobierno, la posterior enunciación de los derechos humanos, la revolución sexual en pleno siglo XX, la liberación femenina, la actual situación de una sociedad globalizada con la cada vez mayor difuminación de límites dogmáticos de todo tipo: geográficos, morales, sociales, políticos, ha obligado a que el orden social sea concebido como un orden plural y diverso. Tal vez ellos lo vean como un desorden plural y perverso.
¿Desconocerán la historia estos sujetos o simplemente se aferran al pasado con el fin de conservar el poco poder que tienen como autoridades de poblados grandes, medianos o chiquitos? El problema es definitivamente de origen ideológico, porque aún conociendo la historia se niegan a aceptar que imponiendo códigos de conducta que incluyen el uso de vestimentas prudentes, denotan un purismo, una mojigatería con olor a moralina barata, una cerrazón al reconocimiento de diferentes maneras de pensar y de conducirse. Suponen que pueden imponer su forma de pensar, y que porque ostentan un cargo público su palabra es ley.
Aunque suene ocioso, Londres no es Huatulco, y el clima que tiene la ciudad costeña dista mucho del de la otra ciudad. La ropa que usualmente se acostumbra en climas cálidos semihúmedos es la mas ligera, y esto es por cuestiones prácticas, no ideológicas. Habrá que explicar algunas cosas al alcalde de Huatulco, como lo anterior, también habrá que explicarle que ya no estamos en la época victoriana y que de ese tiempo a la fecha, han pasado siglos. Pero no creo que ni él ni los otros gobernantes entiendan.
El mismo Sigmund Freud postula su teoría del inconciente fundamentándola en el supuesto origen de la neurosis histérica: la represión de los impulsos. La época victoriana, rica en represión, con el firme propósito de instaurar un orden social conservador y tradicionalista, según el doctor Freud, genera enfermedad.
En algunos lugares del planeta parece no haber pasado el tiempo. A mas de dos siglos de distancia, el conservadurismo y el afán de perpetuar un estado de cosas anacrónico y desfasado, existen autoridades como el gobernador de Jalisco, a quien la homosexualidad le da “asquito”; el alcalde de Huatulco, quien acaba de dictar lineamientos para la vestimenta y el maquillaje de las mujeres que trabajan para su ayuntamiento; el alcalde de la ciudad de Guanajuato que prohibió besarse públicamente y hasta el de Chihuahua que ha prohibido saludarse besándose en la mejilla. Sin ir más lejos, en Jalisco en 1995 también se intentó prohibir el uso de minifaldas. Los botones aquí no son de muestra, proliferan, se dan en macolla.
¿Cómo pretender conservar las condiciones sociales del siglo XIX cuando han ocurrido cambios sustanciales que denotan una organización social totalmente diferente? La libertad lograda a resultas de la Revolución Industrial que tomó a la reina Victoria en pleno fulgor de su gobierno, la posterior enunciación de los derechos humanos, la revolución sexual en pleno siglo XX, la liberación femenina, la actual situación de una sociedad globalizada con la cada vez mayor difuminación de límites dogmáticos de todo tipo: geográficos, morales, sociales, políticos, ha obligado a que el orden social sea concebido como un orden plural y diverso. Tal vez ellos lo vean como un desorden plural y perverso.
¿Desconocerán la historia estos sujetos o simplemente se aferran al pasado con el fin de conservar el poco poder que tienen como autoridades de poblados grandes, medianos o chiquitos? El problema es definitivamente de origen ideológico, porque aún conociendo la historia se niegan a aceptar que imponiendo códigos de conducta que incluyen el uso de vestimentas prudentes, denotan un purismo, una mojigatería con olor a moralina barata, una cerrazón al reconocimiento de diferentes maneras de pensar y de conducirse. Suponen que pueden imponer su forma de pensar, y que porque ostentan un cargo público su palabra es ley.
Aunque suene ocioso, Londres no es Huatulco, y el clima que tiene la ciudad costeña dista mucho del de la otra ciudad. La ropa que usualmente se acostumbra en climas cálidos semihúmedos es la mas ligera, y esto es por cuestiones prácticas, no ideológicas. Habrá que explicar algunas cosas al alcalde de Huatulco, como lo anterior, también habrá que explicarle que ya no estamos en la época victoriana y que de ese tiempo a la fecha, han pasado siglos. Pero no creo que ni él ni los otros gobernantes entiendan.
lunes, 7 de marzo de 2011
¿cuándo se acabarán los balazos?
Aunque el tema parezca trillado, tenemos que dejar constancia de los efectos de esta estúpida guerra contra el narcotráfico que emprendió el no menos estúpido presidente.
Hemos cambiado nuestro estilo de vida, a causa de ello, definitivamente. Todos: grandes, medianos y chicos, señoras, señores, jóvenes, niños, niñas....
Ni las escuelas se han salvado de las balaceras, hasta los más pequeños se han visto enmedio de las ráfagas de armas de alto poder, y granadas de fragmentación.
Yo me he jubilado hace dos años y ahora dispongo de tiempo, para mí, para hacer otras cosas, diferentes a las que toda la vida había hecho. Solo había trabajado, como una loca en temporadas, me había entregado al trabajo y finalmente decidí que era momento de dejar tanta locura, tanta prisa, tanto hacer y hacer..
En fin que ahora tengo tiempo, por lo que ahora puedo ir a hacer ejercicio, puedo ir a conferencias o tomar cursos, puedo hacer más que cuando trabajaba, definitivamente. Leo mucho, escucho música, cuido de mis mascotas y de mis plantas.
Salgo, pero en estos tiempos no mucho, porque la susodicha guerra se deja ver en cualquier lugar y en cualquier momento. Ha habido balaceras hasta dentro de los supermercados, en los llamados filtros de seguridad que no son otra cosa que retenes de inseguridad, porque el narco le trae ganas a los polis que no están con ellos, entonces van y les avientan granadazos a los dichosos filtros. En estos días deciden si conservan los filtros o los desaparecen, no están siendo operantes.
Un lugar que me gusta visitar y al que definitivamente ya no puedo ir, es a los mercados rodantes: este mercado ambulante que se arma con estructuras metálicas y toldos, los oferentes montan sus carpas y mesas donde venden fruta, verdura, plantas, ropa, cosméticos, herramientas, comida para mascotas, antigüedades. Todo venden, menos ilusiones.
El miércoles pasado, pasaba cerca de un mercado, y pensé que sería buena idea llegar porque ahí las plantas son muy baratas, y ahora que se helaron muchas, necesito algunas. LLegué y efectivamente compré tres plantitas, las fui a dejar al carro, y seguí. Fui a recorrer todo el mercado, que no es muy grande y busqué comprar comida preparada para ya no tener que hacer en casa, no encontré y ya iba de regreso al carro, para irme a mi casa, ni modo, tendría que cocinar. Me llamó la atención un puesto donde venden aparatos electrónicos americanos y algunos objetos como cubiertas para celulares, estaba viendo uno y apenas iba a preguntar su precio cuando se escuchan balazos cerquita de donde estábamos, a 20 metros de distancia. Alcancé a ver en el aire el fuego que lanzan las armas cuando explota la bala. No fueron muchos, como quince nadamás, y la gente en el puesto donde estaba se tiró al piso. Yo siempre tengo tremenda resistencia a tirarme al piso, no se qué me pasa, pero aun no logro hacerlo con facilidad... En fin, me puse encuclillada al lado de un señor y con tanto miedo que tenía me agarré de su pie, sentí que traía una bota, entonces me agarré fuerte de la bota del señor.
Cuando estábamos en el suelo se escuchó una explosión, una granada y en seguida otra, inmediatamente empezó a salir un humo negro, la gente se levantó del suelo y empezó a correr al lado contrario a las balas y explosiones. Yo también, porque (ja) como explica la psicología social, en los fenómenos de masas, el miedo se contagia, sin ton ni son y sin ponernos de acuerdo echamos a correr todos y todas, pero yo me preguntaba, para dónde voy, si mi carro está estacionado cerca de donde fueron los balazos y las granadas....
Me detuve y me metí a otro puesto donde varias señoras estaban acuclilladas y yo hice los mismo. Decir que me metí al puesto es un decir, porque en realidad todo es un lugar abierto, no hay paredes, no hay techos, no hay nada, es una superficie abierta donde montan el mercado. Las mujeres estaban pálidas, a toda la gente que yo veía se le había ido el color de la piel, y supuse que yo estaba igual. Tenía mucho miedo y no sabía como iba a salir de ahí.
Llegó el hijo de la dueña del puesto, donde no sé ni qué vendían, y le dijo a su mamá que cómo se irían, que no los iban a dejar ir. Mas miedo me dio. Me imaginé que ahí estaría toda la tarde, no sé, ya veía llegando al ejército y acordonando todo. Entonces les dije que mi carro estaba por allá y que no sabía siquiera si aun tenía carro.... Me dijeron que cómo se me había ocurrido dejarlo cerca de los policías. Y yo también lo había pensado, cuando me estacioné, pasó por mi cabeza la posibilidad de una balacera, pero deseché ese pensamiento oscuro, contrarrestándolo con: no me va a pasar nada, sería muy mala suerte, es muy temprano para que vengan a balacear, en fin, tratando de tranquilizarme, lo que ahora es tan común, creo que muchos de nosotros intentamos mantenernos tranquilos no pensando continuamente en las posibilidades de vivir en el caos. Caos en el que sin embargo, vivimos.
Me armé de valor y me dirigí hacia el carro. Me puse a caminar al lado de un señor que iba hacia allá, le dije que mi carro estaba ahí y me dijo, donde? Señalé y entonces alcancé a ver el carro. A unos 5 metros del carro estaban ardiendo dos patrullas, las alarmas de los carros sonaban y el ruido era ensordecedor, también el calor del fuego, que sobrepasaba el capacete, casi corrí hacia el carro, me metí volando y arranqué. La salida del estacionamiento estaba congestionada, toda la gente intentando salir de ahí. Entonces recordé otra entrada al estacionamiento, y viré hacia allá. Iba entrando una camioneta pick up blanca con los vidrios oscuros y con luces estróbicas en la defensa. Entró en medio de una polvareda, rayando llantas. Esperé a que entrara y me salí de ahí. Del capacete de mi carro caían vidrios hacia la calle, le habían llegado los vidrios de las patrullas cuando explotaron. En mi parabrisas también había vidrios. No sabía si el carro estaría baleado, lo unico que quería era salir de ahí.
Manejé aproximadamente tres kilómetros y me detuve, me bajé y ví que no le había pasado nada al carro. A mí, las heridas que me está provocando todo este sainete no se ven, pero voy acumulando sustos, agobios, miedo.
Hemos cambiado nuestro estilo de vida, a causa de ello, definitivamente. Todos: grandes, medianos y chicos, señoras, señores, jóvenes, niños, niñas....
Ni las escuelas se han salvado de las balaceras, hasta los más pequeños se han visto enmedio de las ráfagas de armas de alto poder, y granadas de fragmentación.
Yo me he jubilado hace dos años y ahora dispongo de tiempo, para mí, para hacer otras cosas, diferentes a las que toda la vida había hecho. Solo había trabajado, como una loca en temporadas, me había entregado al trabajo y finalmente decidí que era momento de dejar tanta locura, tanta prisa, tanto hacer y hacer..
En fin que ahora tengo tiempo, por lo que ahora puedo ir a hacer ejercicio, puedo ir a conferencias o tomar cursos, puedo hacer más que cuando trabajaba, definitivamente. Leo mucho, escucho música, cuido de mis mascotas y de mis plantas.
Salgo, pero en estos tiempos no mucho, porque la susodicha guerra se deja ver en cualquier lugar y en cualquier momento. Ha habido balaceras hasta dentro de los supermercados, en los llamados filtros de seguridad que no son otra cosa que retenes de inseguridad, porque el narco le trae ganas a los polis que no están con ellos, entonces van y les avientan granadazos a los dichosos filtros. En estos días deciden si conservan los filtros o los desaparecen, no están siendo operantes.
Un lugar que me gusta visitar y al que definitivamente ya no puedo ir, es a los mercados rodantes: este mercado ambulante que se arma con estructuras metálicas y toldos, los oferentes montan sus carpas y mesas donde venden fruta, verdura, plantas, ropa, cosméticos, herramientas, comida para mascotas, antigüedades. Todo venden, menos ilusiones.
El miércoles pasado, pasaba cerca de un mercado, y pensé que sería buena idea llegar porque ahí las plantas son muy baratas, y ahora que se helaron muchas, necesito algunas. LLegué y efectivamente compré tres plantitas, las fui a dejar al carro, y seguí. Fui a recorrer todo el mercado, que no es muy grande y busqué comprar comida preparada para ya no tener que hacer en casa, no encontré y ya iba de regreso al carro, para irme a mi casa, ni modo, tendría que cocinar. Me llamó la atención un puesto donde venden aparatos electrónicos americanos y algunos objetos como cubiertas para celulares, estaba viendo uno y apenas iba a preguntar su precio cuando se escuchan balazos cerquita de donde estábamos, a 20 metros de distancia. Alcancé a ver en el aire el fuego que lanzan las armas cuando explota la bala. No fueron muchos, como quince nadamás, y la gente en el puesto donde estaba se tiró al piso. Yo siempre tengo tremenda resistencia a tirarme al piso, no se qué me pasa, pero aun no logro hacerlo con facilidad... En fin, me puse encuclillada al lado de un señor y con tanto miedo que tenía me agarré de su pie, sentí que traía una bota, entonces me agarré fuerte de la bota del señor.
Cuando estábamos en el suelo se escuchó una explosión, una granada y en seguida otra, inmediatamente empezó a salir un humo negro, la gente se levantó del suelo y empezó a correr al lado contrario a las balas y explosiones. Yo también, porque (ja) como explica la psicología social, en los fenómenos de masas, el miedo se contagia, sin ton ni son y sin ponernos de acuerdo echamos a correr todos y todas, pero yo me preguntaba, para dónde voy, si mi carro está estacionado cerca de donde fueron los balazos y las granadas....
Me detuve y me metí a otro puesto donde varias señoras estaban acuclilladas y yo hice los mismo. Decir que me metí al puesto es un decir, porque en realidad todo es un lugar abierto, no hay paredes, no hay techos, no hay nada, es una superficie abierta donde montan el mercado. Las mujeres estaban pálidas, a toda la gente que yo veía se le había ido el color de la piel, y supuse que yo estaba igual. Tenía mucho miedo y no sabía como iba a salir de ahí.
Llegó el hijo de la dueña del puesto, donde no sé ni qué vendían, y le dijo a su mamá que cómo se irían, que no los iban a dejar ir. Mas miedo me dio. Me imaginé que ahí estaría toda la tarde, no sé, ya veía llegando al ejército y acordonando todo. Entonces les dije que mi carro estaba por allá y que no sabía siquiera si aun tenía carro.... Me dijeron que cómo se me había ocurrido dejarlo cerca de los policías. Y yo también lo había pensado, cuando me estacioné, pasó por mi cabeza la posibilidad de una balacera, pero deseché ese pensamiento oscuro, contrarrestándolo con: no me va a pasar nada, sería muy mala suerte, es muy temprano para que vengan a balacear, en fin, tratando de tranquilizarme, lo que ahora es tan común, creo que muchos de nosotros intentamos mantenernos tranquilos no pensando continuamente en las posibilidades de vivir en el caos. Caos en el que sin embargo, vivimos.
Me armé de valor y me dirigí hacia el carro. Me puse a caminar al lado de un señor que iba hacia allá, le dije que mi carro estaba ahí y me dijo, donde? Señalé y entonces alcancé a ver el carro. A unos 5 metros del carro estaban ardiendo dos patrullas, las alarmas de los carros sonaban y el ruido era ensordecedor, también el calor del fuego, que sobrepasaba el capacete, casi corrí hacia el carro, me metí volando y arranqué. La salida del estacionamiento estaba congestionada, toda la gente intentando salir de ahí. Entonces recordé otra entrada al estacionamiento, y viré hacia allá. Iba entrando una camioneta pick up blanca con los vidrios oscuros y con luces estróbicas en la defensa. Entró en medio de una polvareda, rayando llantas. Esperé a que entrara y me salí de ahí. Del capacete de mi carro caían vidrios hacia la calle, le habían llegado los vidrios de las patrullas cuando explotaron. En mi parabrisas también había vidrios. No sabía si el carro estaría baleado, lo unico que quería era salir de ahí.
Manejé aproximadamente tres kilómetros y me detuve, me bajé y ví que no le había pasado nada al carro. A mí, las heridas que me está provocando todo este sainete no se ven, pero voy acumulando sustos, agobios, miedo.
lunes, 14 de febrero de 2011
Locos todos
Invierno, 1976
Siendo estudiante de la Facultad de Psicología, y como una de las prácticas afirmatorias para el estudiantado, nos llevaron a visitar la Casa de Salud Mental en la colonia Buenos Aires.
Esa visita fue definitoria para mí: no me dedicaría a la psicopatología.
Todo fue llegar, y se inició el viaje hacia la sordidez, el desamparo, el abandono. Las condiciones en que se “atendía” a los locos (esquizofrénicos, psicóticos y demás nomenclados) era deplorable. Nos dieron instrucciones claras: no hablar con ellos ni darles nada, nos advirtieron que nos pedirían cigarros o dulces. Fueron contundentes: dijeron que no les diéramos nada.
El edificio tenía varias salas, que estaban casi todas vacías. Estas salas carecían de mobiliario convencional, frías losas de cemento eran consideradas sillas, mesas, camas. Solamente construyeron lo indispensable, ahí no existieron los sofás, los buroes, las mesitas, las repisas ni guardarropas. Nos llevaron a un comedor amueblado con mesas y bancas de cemento, revestido con azulejos amarillos. Me pregunté: ¿será el amarillo reconfortante para los locos?, pensando en que el confinamiento pudiera resultarles reconfortante. Había jardines pequeños donde supuse que alguna enfermera con su prístino uniforme les llevaría a tomar un poco de sol, como en las películas. Por alguna sala deambulaban varias personas, sumidas en un mutismo y letargo visible.
La culminación de la visita fue cuando nos llevaron al lugar donde tenían a los locos peligrosos, aquellos que presentaban síntomas más severos: agresividad, ansiedad extrema, catatónicos, según el diagnóstico con pérdida total de contacto con la realidad.
Aquello era una cárcel. Yo ya conocía la cárcel para ese tiempo así que no tuve ningún problema para asociar un sitio con el otro.
Los enfermos estaban confinados en celdas de dos metros por uno y medio aproximadamente, con una litera de cemento y algunas cobijas. El lugar estaba cerrado por una puerta con barrotes de hierro y las personas ahí encerradas estaban en condiciones de total abandono: un hedor salía del lugar ya que llevaban meses sin bañarse, tenían los cabellos apelmazados o rapados, había excrementos y orina en las celdas. Algunos pacientes estaban acostados en las literas o en el suelo, desnudos o semidesnudos, con la poca ropa sucia y en jirones.
Al escuchar que llegamos se aprestaron a levantarse para vernos y pedirnos lo que trajéramos, con insistencia pedían cigarros. Uno de ellos gritaba ¡No estoy loco, sáquenme de aquí!, otros lanzaban piropos y se masturbaban abiertamente. Muchos de ellos estaban sumidos en un profundo letargo provocado por medicamentos que les administraban. Sin discriminación por sexo: hombres y mujeres encerrados por estar locos.
El cuadro de la humanidad en decadencia. Las personas a cargo de los enfermos no eran esas enfermeras con prístino y albeante uniforme que había visto en las películas, amables y pacientes con sus pacientes, sino personas rudas y malencaradas que actuaban ante los enfermos como domadores de bestias, como quien se dedica a alimentar animales en el zoológico, como quien no trata con humanos.
La psiquiatría tradicional que se practicaba en esos años invariablemente recomendaba el confinamiento para quienes se alejaran del parámetro establecido como normalidad, y aparentemente para muchas personas que hoy se alejan de esos parámetros, la historia no es muy distinta. Actualmente la medicina ha evolucionado y en ese lugar ya no se recluye indiscriminadamente, sin embargo, la locura sigue siendo castigada, se considera como un atentado contra la sociedad, la familia, la estabilidad de los otros. La locura, los trastornos mentales, ser diferente, padecer de una enfermedad sigue siendo un problema social, sigue siendo motivo de segregación, de reclusión, de confinamientos con fines “terapéuticos”.
Y andémonos con cuidado, porque uno de los instrumentos preferidos para diagnosticarla, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM V) el cual proviene de la Asociación Psiquiátrica de los Estados Unidos, ya está en prensa, y representa el rasero con que se determina si estas cuerdo o loco, la mayor parte de los psiquiatras, médicos generales y hasta algún psicólogo despistado lo emplean para hacer sus “diagnósticos” y como un día dijo mi amigo Luis: cuando notamos que mi hermano quería tomar leche en plato nos empezamos a preocupar. ¿Estará loco este?
Invierno, 2011.
Siendo estudiante de la Facultad de Psicología, y como una de las prácticas afirmatorias para el estudiantado, nos llevaron a visitar la Casa de Salud Mental en la colonia Buenos Aires.
Esa visita fue definitoria para mí: no me dedicaría a la psicopatología.
Todo fue llegar, y se inició el viaje hacia la sordidez, el desamparo, el abandono. Las condiciones en que se “atendía” a los locos (esquizofrénicos, psicóticos y demás nomenclados) era deplorable. Nos dieron instrucciones claras: no hablar con ellos ni darles nada, nos advirtieron que nos pedirían cigarros o dulces. Fueron contundentes: dijeron que no les diéramos nada.
El edificio tenía varias salas, que estaban casi todas vacías. Estas salas carecían de mobiliario convencional, frías losas de cemento eran consideradas sillas, mesas, camas. Solamente construyeron lo indispensable, ahí no existieron los sofás, los buroes, las mesitas, las repisas ni guardarropas. Nos llevaron a un comedor amueblado con mesas y bancas de cemento, revestido con azulejos amarillos. Me pregunté: ¿será el amarillo reconfortante para los locos?, pensando en que el confinamiento pudiera resultarles reconfortante. Había jardines pequeños donde supuse que alguna enfermera con su prístino uniforme les llevaría a tomar un poco de sol, como en las películas. Por alguna sala deambulaban varias personas, sumidas en un mutismo y letargo visible.
La culminación de la visita fue cuando nos llevaron al lugar donde tenían a los locos peligrosos, aquellos que presentaban síntomas más severos: agresividad, ansiedad extrema, catatónicos, según el diagnóstico con pérdida total de contacto con la realidad.
Aquello era una cárcel. Yo ya conocía la cárcel para ese tiempo así que no tuve ningún problema para asociar un sitio con el otro.
Los enfermos estaban confinados en celdas de dos metros por uno y medio aproximadamente, con una litera de cemento y algunas cobijas. El lugar estaba cerrado por una puerta con barrotes de hierro y las personas ahí encerradas estaban en condiciones de total abandono: un hedor salía del lugar ya que llevaban meses sin bañarse, tenían los cabellos apelmazados o rapados, había excrementos y orina en las celdas. Algunos pacientes estaban acostados en las literas o en el suelo, desnudos o semidesnudos, con la poca ropa sucia y en jirones.
Al escuchar que llegamos se aprestaron a levantarse para vernos y pedirnos lo que trajéramos, con insistencia pedían cigarros. Uno de ellos gritaba ¡No estoy loco, sáquenme de aquí!, otros lanzaban piropos y se masturbaban abiertamente. Muchos de ellos estaban sumidos en un profundo letargo provocado por medicamentos que les administraban. Sin discriminación por sexo: hombres y mujeres encerrados por estar locos.
El cuadro de la humanidad en decadencia. Las personas a cargo de los enfermos no eran esas enfermeras con prístino y albeante uniforme que había visto en las películas, amables y pacientes con sus pacientes, sino personas rudas y malencaradas que actuaban ante los enfermos como domadores de bestias, como quien se dedica a alimentar animales en el zoológico, como quien no trata con humanos.
La psiquiatría tradicional que se practicaba en esos años invariablemente recomendaba el confinamiento para quienes se alejaran del parámetro establecido como normalidad, y aparentemente para muchas personas que hoy se alejan de esos parámetros, la historia no es muy distinta. Actualmente la medicina ha evolucionado y en ese lugar ya no se recluye indiscriminadamente, sin embargo, la locura sigue siendo castigada, se considera como un atentado contra la sociedad, la familia, la estabilidad de los otros. La locura, los trastornos mentales, ser diferente, padecer de una enfermedad sigue siendo un problema social, sigue siendo motivo de segregación, de reclusión, de confinamientos con fines “terapéuticos”.
Y andémonos con cuidado, porque uno de los instrumentos preferidos para diagnosticarla, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM V) el cual proviene de la Asociación Psiquiátrica de los Estados Unidos, ya está en prensa, y representa el rasero con que se determina si estas cuerdo o loco, la mayor parte de los psiquiatras, médicos generales y hasta algún psicólogo despistado lo emplean para hacer sus “diagnósticos” y como un día dijo mi amigo Luis: cuando notamos que mi hermano quería tomar leche en plato nos empezamos a preocupar. ¿Estará loco este?
Invierno, 2011.
La mamá de Alma
Con este video vamos a dar paso a una crónica que nada tiene que ver con él, pero se atravesó Keanu y ni modo..
Resulta que mi vecina Alma siempre ha dicho: ay, yo no aguanto a mi mamá. Ella tiene 47 años y la madre 84.
Y si voy a ver a mi mamá la veo 5 minutos y ya. Ni puedo fumar con ella y me desespera, además mi mamá tiene el carácter muy fuerte y no le gusta que vayamos y se pone a correr a la gente...
Pues el martes pasado cuando tranquilamente cenábamos R. y yo, que oigo unos gritos de... como no se de qué... como un lamento laaargo y un quejumbre bárbaro...
Pensamos, alguien se lastimó, tuvo un accidente, le están golpeando o... pues no sabíamos qué.
Nos asomamos un poco y no vimos nada, salvo que en la casa de Alma entraban y salían.
Mañana veremos, pensé.
De alguna manera intuí que alguien se había muerto. ¿sería la mamá? tal vez... no quise pensar que un hijo fuera el muerto, son pensamientos que ni quieres que pasen por la cabeza... pero con esta matadera todo es posible...
En fin, el carro de ellos no amaneció en la cochera y a media mañana me dijo otra vecina que efectivamente había muerto la mamá.
No, pues como dice Andrés Calamaro, que canta una canción de Héctor Lavoe, "si no me quieren en vida, cuando muera no me lloren... no me lloren..."
Bueno, pues ya fueron al funeral y al sepelio y ayer fui a saludarla. A darle el pésame se dice... en fin...
Le llevé un pedazo de pastel porque nunca sé exactamente qué decir y llevando algo de comer creo que se aminora la pena, o no sé bien por que llevo comida.
Y pues me contó que "se volvió loca", que su esposo andaba en el piso superior y que sonó el teléfono y que le gritó: Alma! se murió tu mamá!
Y que entonces ella empezó a gritar y se volvió loca... que aún hoy está tomando pastillas para dormir....dice, con una seriedad que no deja lugar a dudas, que volvió a ver a su papá después de 37 años...
¿qué piensas? que el señor se había ido, que ella no lo había visto por ese tiempo.... pues no. Agrega, después de un ratito y sin que yo le pregunte: mi papá se murió cuando yo tenía diez años, y abrieron la fosa para enterrar a mamá, estaba completito el esqueleto... todos sus huesitos estaban en su lugar... estaba el traje con que lo enterraron...nomás la camisa estaba toda amarillenta yo creo que por... no sé qué dijo...(yo pensé en los gusanos, en la fetidez, en el cadáver...) dice: su cabello le creció hasta los hombros, pero cuando levantaron "su cabeza" el cabello se quedó en la... en la no sé que, porque se me perdió el hilo del relato con la impresión... dice que entonces, acomodaron los huesos a un lado del cuerpo de su mamá adentro del ataúd, que los huesos que ya no pudieron acomodar los pusieron en una bolsita y los acomodaron a los pies de su mamá. Así ya están juntos, después de tantos años....
Me quedo pensando que el realismo mágico latinoamericano se queda corto con este relato... también dijo que su hijo venía muy contento porque conoció a su agüelito.....
Caray... bueno, hice a mis hijos prometerme que nunca me harán algo así... que me cremen inmediatamente y sin funeral... no vaya a ser que...
si no me quieren en vida cuando muera no me lloren.... no me lloren.... no me lloren....
sábado, 1 de enero de 2011
fin de año 2010
Si me dijeran pide un deseo, preferiría un rabo de nube que se llevara lo feo y nos dejara al querube… un barredor de tristeza…
El año que se auguraba mágico, al menos por la combinación cabalística 2010 se termina y sin magia alguna. A menos que se considere mágico desaparecer a una cantidad no precisa de entre 30 y 80 mil mexicanos a causa de la guerra contra el narco, a menos que se considere mágico que hayamos tenido un alza mensual a la gasolina y a menos que se considere como acto de magia la aparición del 16% al IVA, así como el surgimiento de datos confidenciales filtrados por wikileaks, el sospechoso cambio tributario a las tenencias en Nuevo León que, viéndolo detenidamente es como un juego de prestidigitador; los feminicidios crecen y nadie hace nada por atender a sectores poblacionales indefensos, la pobreza se feminizó hace ya varios años y tampoco alguien se ocupa de capacitar o impulsar a las mujeres para que puedan considerarse como población económicamente activa. Otro acto mágico pudiera ser el aumento de sueldo que se otorgó el presidente, que a la fecha gana algo así como 200 mil pesos mensuales, más prestaciones, mientras el salario mínimo es de 57.46 pesos para la zona económica considerada como de vida cara, al cual se otorgó un aumento de tres pesos. En el ámbito local, la tarjeta Feria aparece, no de la nada sino de la voracidad de los transportistas quienes no se acaban de poner de acuerdo, ya que la CROC se niega a entrar al negocio. Y qué tan mágico será ahora el bosque de la Pastora con estadio integrado? El tema jefe Diego no es magia, tal vez sea simple manipulación de la opinión pública. De tan real, el asunto parece inverosímil. Esta enumeración no estaría completa si no mencionara la magia con que se celebraron tanto el centenario de la Revolución como el bicentenario de la Independencia, tan mágicos que aparecieron y desaparecieron en menos que canta un gallo. En otro terreno, los gramáticos oficialistas desaparecieron los acentos a los monosílabos, pretenden desusar la ch en los diccionarios y tienen una campaña contra la ñ en la Comunidad Económica Europea.
El 2010 se termina y no como esperaríamos. El balance no es precisamente alentador, aunque las fuentes oficiales se empeñen en que así parezca. Y no es cuestión de enfoques, no, es cuestión de demagogia. Es impresionante ver cómo las fuentes amafiadas con el poder tergiversan y malinforman acerca de lo que acontece.
Es interesante ver cómo emprenden campañas publicitarias como una en la que han dado en llamar a “El gobierno del presidente de la República… bla bla bla” ¿cuál presidente? ¿el actual, o uno anterior? ¿el usurpador o el legítimo? ¿El que cree que pudo llegar y no llegó o el que a fuerza se sentó haiga sido como haiga sido? Tome usted su propia decisión. Póngale nombre y apellido, que la opción la dejan abierta. Esto es solo un botón de muestra, ya que ejemplos sobran, solo por mencionar alguno usaría el de los laboratorios Novartis y el Seguro Social, o el de cómo Televisa emprendió campaña contra grupo Reforma, que, esté bien o esté mal, ahora sí que la zorra no se ve la cola, ya que si alguien promueve publicidad que lesiona la imagen de las mujeres, es Televisa. Exentos nadie están.
Este año fue definitorio para que la información fluyera por las vías de las redes sociales. Este dato es importante y da cuenta de la necesidad de contar con medios de comunicación solidarios que permitan a ciudadanos y ciudadanas apoyarse y ejercer el poder de la información. Twitter, Facebook, mensajerías instantáneas varias sirven para que nos alertemos unos a otros, y definitivamente se han consolidado como la alternativa para saber qué ocurre, qué está pasando y mediante la confirmación de los datos, poder tomar decisiones. Bloqueos, balaceras y atentados han sido conocidos antes por estas vías que a través de la prensa oficial (ista).
En teoría, la sociedad civil se está organizando. Ojalá que esto fuera cierto. A un año de que inicie el año de Hidalgo, es mas que necesario que las decisiones de la población se vayan perfilando. Un sexenio más bajo este régimen, ¿será tolerado por el pueblo mexicano? Mucha gente opina: “pues este año ya se fue, a ver el otro que nos trae…” yo digo: ojalá que nos traiga un aguacero en venganza, y que cuando escampe, parezca nuestra esperanza..., que no nos caiga de nuevo la maldición de un sexenio empeñado en combatir lo que sea a como sea y caiga quien caiga, y nosotros lo permitamos. Necesitamos mas iniciativas de movimientos civiles que poco a poco ayuden a la concientización del pueblo
En fin, digámosle adiós a este mágico 2010 y pongamos a germinar las semillas de la esperanza, para que el próximo año y los subsiguientes, la población mexicana siga organizándose y cada día menos permita que se pisen sus derechos, se tomen decisiones arbitrariamente y sigamos construyendo la utopía.
El año que se auguraba mágico, al menos por la combinación cabalística 2010 se termina y sin magia alguna. A menos que se considere mágico desaparecer a una cantidad no precisa de entre 30 y 80 mil mexicanos a causa de la guerra contra el narco, a menos que se considere mágico que hayamos tenido un alza mensual a la gasolina y a menos que se considere como acto de magia la aparición del 16% al IVA, así como el surgimiento de datos confidenciales filtrados por wikileaks, el sospechoso cambio tributario a las tenencias en Nuevo León que, viéndolo detenidamente es como un juego de prestidigitador; los feminicidios crecen y nadie hace nada por atender a sectores poblacionales indefensos, la pobreza se feminizó hace ya varios años y tampoco alguien se ocupa de capacitar o impulsar a las mujeres para que puedan considerarse como población económicamente activa. Otro acto mágico pudiera ser el aumento de sueldo que se otorgó el presidente, que a la fecha gana algo así como 200 mil pesos mensuales, más prestaciones, mientras el salario mínimo es de 57.46 pesos para la zona económica considerada como de vida cara, al cual se otorgó un aumento de tres pesos. En el ámbito local, la tarjeta Feria aparece, no de la nada sino de la voracidad de los transportistas quienes no se acaban de poner de acuerdo, ya que la CROC se niega a entrar al negocio. Y qué tan mágico será ahora el bosque de la Pastora con estadio integrado? El tema jefe Diego no es magia, tal vez sea simple manipulación de la opinión pública. De tan real, el asunto parece inverosímil. Esta enumeración no estaría completa si no mencionara la magia con que se celebraron tanto el centenario de la Revolución como el bicentenario de la Independencia, tan mágicos que aparecieron y desaparecieron en menos que canta un gallo. En otro terreno, los gramáticos oficialistas desaparecieron los acentos a los monosílabos, pretenden desusar la ch en los diccionarios y tienen una campaña contra la ñ en la Comunidad Económica Europea.
El 2010 se termina y no como esperaríamos. El balance no es precisamente alentador, aunque las fuentes oficiales se empeñen en que así parezca. Y no es cuestión de enfoques, no, es cuestión de demagogia. Es impresionante ver cómo las fuentes amafiadas con el poder tergiversan y malinforman acerca de lo que acontece.
Es interesante ver cómo emprenden campañas publicitarias como una en la que han dado en llamar a “El gobierno del presidente de la República… bla bla bla” ¿cuál presidente? ¿el actual, o uno anterior? ¿el usurpador o el legítimo? ¿El que cree que pudo llegar y no llegó o el que a fuerza se sentó haiga sido como haiga sido? Tome usted su propia decisión. Póngale nombre y apellido, que la opción la dejan abierta. Esto es solo un botón de muestra, ya que ejemplos sobran, solo por mencionar alguno usaría el de los laboratorios Novartis y el Seguro Social, o el de cómo Televisa emprendió campaña contra grupo Reforma, que, esté bien o esté mal, ahora sí que la zorra no se ve la cola, ya que si alguien promueve publicidad que lesiona la imagen de las mujeres, es Televisa. Exentos nadie están.
Este año fue definitorio para que la información fluyera por las vías de las redes sociales. Este dato es importante y da cuenta de la necesidad de contar con medios de comunicación solidarios que permitan a ciudadanos y ciudadanas apoyarse y ejercer el poder de la información. Twitter, Facebook, mensajerías instantáneas varias sirven para que nos alertemos unos a otros, y definitivamente se han consolidado como la alternativa para saber qué ocurre, qué está pasando y mediante la confirmación de los datos, poder tomar decisiones. Bloqueos, balaceras y atentados han sido conocidos antes por estas vías que a través de la prensa oficial (ista).
En teoría, la sociedad civil se está organizando. Ojalá que esto fuera cierto. A un año de que inicie el año de Hidalgo, es mas que necesario que las decisiones de la población se vayan perfilando. Un sexenio más bajo este régimen, ¿será tolerado por el pueblo mexicano? Mucha gente opina: “pues este año ya se fue, a ver el otro que nos trae…” yo digo: ojalá que nos traiga un aguacero en venganza, y que cuando escampe, parezca nuestra esperanza..., que no nos caiga de nuevo la maldición de un sexenio empeñado en combatir lo que sea a como sea y caiga quien caiga, y nosotros lo permitamos. Necesitamos mas iniciativas de movimientos civiles que poco a poco ayuden a la concientización del pueblo
En fin, digámosle adiós a este mágico 2010 y pongamos a germinar las semillas de la esperanza, para que el próximo año y los subsiguientes, la población mexicana siga organizándose y cada día menos permita que se pisen sus derechos, se tomen decisiones arbitrariamente y sigamos construyendo la utopía.
miércoles, 27 de octubre de 2010
Jugar
Jugar, jugar, jugar…. En tiempos de crisis económica, política, social, con tanta gente sin empleo, con tanta gente sin algo qué hacer, con tanta frustración, tantos problemas, las casas de apuestas son una excelente opción para ellos. Para ellas también, ya que se considera que casi el 70% de asistentes a las casas de juego son mujeres. Miles de personas han perdido propiedades, han dejado casi la vida en el juego. Algunas personas sí han dejado la vida en ello. Esta situación no es nueva. La magnífica obra de Dostoievsky, El jugador, da cuenta de ludopatía desde la Rusia zarista. Y desde antes, los juegos de azar están documentados desde hace mas de mil años antes de la llegada del cristianismo.
Monterrey no se puede quedar atrás.
Las primeras casas de juego “legales” fueron instaladas por Jorge Hank Rohn, quien en 2007 reportó ingresos anuales por 7 mil millones de pesos. Actualmente no hay claridad en la legislación al respecto, motivo por el cual han proliferado. En el documento Aspectos fiscales de los juegos de azar en México, publicado en 2009 por la UNAM a cargo de José Miguel Erreguerena Albaitero, se da cuenta de las obligaciones que por ley tienen las 23 empresas operadoras de juegos con apuestas y sorteos, para la apertura de 3 frontones, 9 galgódromos, 6 hipódromos, 351 centros de apuestas remotas y 327 salas de sorteos de números. El otorgamiento de dichos permisos se ha materializado en la entrada en operación de 1 frontón, 3 galgódromos, 1 hipódromo, 163 centros de apuestas remotas y 105 salas de sorteos de números. Mas las que se autoricen durante ese año y el presente. Tal vez sería bueno hacer algún documento acerca de los aspectos psicológicos y sociales de los juegos de azar. O un documento sobre las ganacias estratosféricas de las casas de juego en México.
A la fecha, en nuestra ciudad existen varios casinos instalados de manera “legal”. Los nombres son atractivos, están situados en lugares estratégicos: centros comerciales, calles de fácil acceso, lugares con toques de lujo y derroche. Atentos valets-parking, croupieres ataviados con una falsa elegancia, guardias y gritones aparentemente bien vestidos y bien peinados, invitan al despilfarro. Comida y bebida gratis a los habituées. Y por supuesto, están también las aproximadamente 300 “loterías” ilegales: El Cantarito es una de ellas. Estas están protegidas por sendos amparos federales. De vez en cuando la autoridad les da un sustito y en la prensa pasan los videos de las señoras corriendo, tratando de taparse la cara con las tablas que personalmente confeccionaron con las barajas que les dan más suerte. Son parte de los amuletos y rituales para atraerla. En los mercados que ruedan por toda la ciudad y su zona metropolitana, se cuenta al menos con dos establecimientos donde se juega lotería para ganar alimentos, limpiadores, escobas o trapeadores, las amas de casa apuestan a ganar. Cuando menos se divierten jugando dinero y ganando cajas de galletas.
¿Qué hay de malo en pasar un agradable rato jugando a la lotería, a las maquinitas, apostar dinero? En teoría nada de malo hay en ello, un rato de diversión, la oportunidad de ganar dinero fácil y rápido. Pero la cosa no es tan simple. Jugar implica impregnarse de adrenalina, sentir el placer correr por las venas: “estoy a punto de ganar”, lo cual se puede convertir en “estuve a punto de ganar” o “gané”.
En las leyes de probabilidades está la respuesta. El efecto que produce en quienes juegan genera compulsión, la cual se puede convertir en adicción y el resultado es una persona que depende del juego para mantener cierto nivel de satisfacción-esperanza-frustración-cruda moral-optimismo-pérdida de control-depresión-algarabía-ideas de suicidio-éxtasis-culpabilidad-correr riesgos-impulsividad-decir mentiras-emoción-megalomanía-placer. Las consecuencias en la vida de quien juega compulsivamente pueden ser muchas, y afectan la esfera social, biológica y psicológica.
El juego hoy no solo consiste en un juego real, como las maquinitas o el juego de números, ni un juego remoto, como apostar a carreras de caballos o un juego de futbol o de béisbol que están sucediendo en otra ciudad o en otro país, sino una modalidad es el juego virtual. Las apuestas por Internet proliferan, y para un amplio sector social, confeccionar granjitas, sembrar elotes o cuidar vacas, organizar un restaurante, preparar platillos, cuidar mascotas, limpiar acuarios, combatir policías convirtiéndote en un mafioso, jugar a carritos en una ciudad, convertirte en un caballero medieval, en fin… gracias a la magia del software gratuito, muchas personas hoy se ven atrapadas frente a la pantalla de una computadora.
Que tiene ventajas didácticas ni duda cabe, planear y organizar los tiempos de sembrar-cosechar, calcular los precios de las casas, los adornos, aprender a valorar la colaboración del otro o de la otra para progresar en la granja, solidarizarte y ayudar a tus vecinos de granja, como dice el comercial, no tiene precio, pero una señora a quien no conozco, maneja al menos siete granjas sembrando toda clase de verduras y frutas, preparando pan, vinos y perfumería virtual que vende y compra ella misma, ya que en una granja hace pan y en la otra lo compra. Me platicó que tiene una oficina para organizarse, porque sembrar en siete diferentes terrenos y estar al tanto de los tiempos de levantar la cosecha tiene su chiste, ya que de no levantarlo a tiempo, se pierde la cosecha. Es una mujer deprimida que –me confesó- no tiene vida sexual activa y sí en cambio cinco intentos de suicidio. El último intento fue planeado meticulosamente, hasta dejó de sembrar para que no se fuera a perder la cosecha, decidió a última hora no matarse porque su cuñada falleció ese día y aunque suene cómico, dijo que nadie le haría caso si lo intentaba. Dice que ha bajado de peso considerablemente, porque no come por estar jugando. Toma café y fuma. Pero que no mucho, nomás una cajetilla diaria. Que nadie le pone atención y que ella a nadie le hace daño jugando. Que le gusta muchísimo levantar cosechas y sembrar cosas útiles. Útiles porque le servirán en las otras granjas, así el trigo servirá a los que tienen panadería y las uvas a los vinateros, etc. Dice que tiene amigas en Argenitina, en Paraguay y en Costa Rica, todas ellas sembradoras del Farmville, que no le gusta que no le compren sus productos porque entonces ella no les compra, que no le gusta que los coyotes, nombre que les da a quienes se aprovechan de su siembra para ganar premios, se cuelguen de su sembradío, y los da de baja del Facebook si osan hacerlo. Tiene dos hijas profesionistas que se dedican a ramas de la salud. Tiene un marido de quien ella dice que es un santo porque la aguanta con todas sus manías y lo que ella da en llamar bipolaridad, como está de moda el término suena chic.
¿Cuánta gente está atrapada en su propia casa jugando? ¿cuánta gente está atrapada en el juego de casinos y loterías? ¿cuánta gente ha perdido sus bienes? ¿cuánta gente ha roto lazos familiares por el juego? Mucha. Mucha gente que está sola, que está deprimida, que prefiere jugar porque es aparentemente inocuo, cuánta gente no tiene atención y sí está desarrollando enfermedades mentales por el simple hecho de estar jugando? En una esperanza cifrada en tengo una corazonada, hoy, voy a ganar, pueden vender propiedades, empeñar objetos, rematar hasta la ropa que traen puesta, con tal de continuar jugando.
Quienes ven jugando a sus familiares inocentemente en las granjitas no se dan cuenta que poco a poco se van distanciando y que las vacas y sembrar arroz virtualmente, empiezan a ser mas importante que el afecto que se puedan prodigar. Aparentemente el problema no representa un porcentaje significativo para el sector salud, ya que es de una sutileza que va socavando paulatinamente el equilibrio de las personas, de las familias. . No se han percatado de que pian-pianito se va perfilando un problema social que en poco tiempo atrapará a un amplio sector de la sociedad, y quienes hoy hacen caso omiso a las voces de alerta, obstinados en beneficiar con el otorgamiento de permisos para abrir más y más casinos, mañana se lamentarán de cifras escalofriantes de ludópatas a quienes tendrá que atender, si no el sector salud, sí alguna clínica especializada en ese mal.
Estudios de universidades gringas que todo les encanta investigar aseguran que la sensación que provoca ganar en el juego equivale bioquímicamente al efecto que produce la cocaína. De ahí la adicción.
Quienes juegan insisten: cuando quiera lo dejo.
Sí, cómo no.
Monterrey no se puede quedar atrás.
Las primeras casas de juego “legales” fueron instaladas por Jorge Hank Rohn, quien en 2007 reportó ingresos anuales por 7 mil millones de pesos. Actualmente no hay claridad en la legislación al respecto, motivo por el cual han proliferado. En el documento Aspectos fiscales de los juegos de azar en México, publicado en 2009 por la UNAM a cargo de José Miguel Erreguerena Albaitero, se da cuenta de las obligaciones que por ley tienen las 23 empresas operadoras de juegos con apuestas y sorteos, para la apertura de 3 frontones, 9 galgódromos, 6 hipódromos, 351 centros de apuestas remotas y 327 salas de sorteos de números. El otorgamiento de dichos permisos se ha materializado en la entrada en operación de 1 frontón, 3 galgódromos, 1 hipódromo, 163 centros de apuestas remotas y 105 salas de sorteos de números. Mas las que se autoricen durante ese año y el presente. Tal vez sería bueno hacer algún documento acerca de los aspectos psicológicos y sociales de los juegos de azar. O un documento sobre las ganacias estratosféricas de las casas de juego en México.
A la fecha, en nuestra ciudad existen varios casinos instalados de manera “legal”. Los nombres son atractivos, están situados en lugares estratégicos: centros comerciales, calles de fácil acceso, lugares con toques de lujo y derroche. Atentos valets-parking, croupieres ataviados con una falsa elegancia, guardias y gritones aparentemente bien vestidos y bien peinados, invitan al despilfarro. Comida y bebida gratis a los habituées. Y por supuesto, están también las aproximadamente 300 “loterías” ilegales: El Cantarito es una de ellas. Estas están protegidas por sendos amparos federales. De vez en cuando la autoridad les da un sustito y en la prensa pasan los videos de las señoras corriendo, tratando de taparse la cara con las tablas que personalmente confeccionaron con las barajas que les dan más suerte. Son parte de los amuletos y rituales para atraerla. En los mercados que ruedan por toda la ciudad y su zona metropolitana, se cuenta al menos con dos establecimientos donde se juega lotería para ganar alimentos, limpiadores, escobas o trapeadores, las amas de casa apuestan a ganar. Cuando menos se divierten jugando dinero y ganando cajas de galletas.
¿Qué hay de malo en pasar un agradable rato jugando a la lotería, a las maquinitas, apostar dinero? En teoría nada de malo hay en ello, un rato de diversión, la oportunidad de ganar dinero fácil y rápido. Pero la cosa no es tan simple. Jugar implica impregnarse de adrenalina, sentir el placer correr por las venas: “estoy a punto de ganar”, lo cual se puede convertir en “estuve a punto de ganar” o “gané”.
En las leyes de probabilidades está la respuesta. El efecto que produce en quienes juegan genera compulsión, la cual se puede convertir en adicción y el resultado es una persona que depende del juego para mantener cierto nivel de satisfacción-esperanza-frustración-cruda moral-optimismo-pérdida de control-depresión-algarabía-ideas de suicidio-éxtasis-culpabilidad-correr riesgos-impulsividad-decir mentiras-emoción-megalomanía-placer. Las consecuencias en la vida de quien juega compulsivamente pueden ser muchas, y afectan la esfera social, biológica y psicológica.
El juego hoy no solo consiste en un juego real, como las maquinitas o el juego de números, ni un juego remoto, como apostar a carreras de caballos o un juego de futbol o de béisbol que están sucediendo en otra ciudad o en otro país, sino una modalidad es el juego virtual. Las apuestas por Internet proliferan, y para un amplio sector social, confeccionar granjitas, sembrar elotes o cuidar vacas, organizar un restaurante, preparar platillos, cuidar mascotas, limpiar acuarios, combatir policías convirtiéndote en un mafioso, jugar a carritos en una ciudad, convertirte en un caballero medieval, en fin… gracias a la magia del software gratuito, muchas personas hoy se ven atrapadas frente a la pantalla de una computadora.
Que tiene ventajas didácticas ni duda cabe, planear y organizar los tiempos de sembrar-cosechar, calcular los precios de las casas, los adornos, aprender a valorar la colaboración del otro o de la otra para progresar en la granja, solidarizarte y ayudar a tus vecinos de granja, como dice el comercial, no tiene precio, pero una señora a quien no conozco, maneja al menos siete granjas sembrando toda clase de verduras y frutas, preparando pan, vinos y perfumería virtual que vende y compra ella misma, ya que en una granja hace pan y en la otra lo compra. Me platicó que tiene una oficina para organizarse, porque sembrar en siete diferentes terrenos y estar al tanto de los tiempos de levantar la cosecha tiene su chiste, ya que de no levantarlo a tiempo, se pierde la cosecha. Es una mujer deprimida que –me confesó- no tiene vida sexual activa y sí en cambio cinco intentos de suicidio. El último intento fue planeado meticulosamente, hasta dejó de sembrar para que no se fuera a perder la cosecha, decidió a última hora no matarse porque su cuñada falleció ese día y aunque suene cómico, dijo que nadie le haría caso si lo intentaba. Dice que ha bajado de peso considerablemente, porque no come por estar jugando. Toma café y fuma. Pero que no mucho, nomás una cajetilla diaria. Que nadie le pone atención y que ella a nadie le hace daño jugando. Que le gusta muchísimo levantar cosechas y sembrar cosas útiles. Útiles porque le servirán en las otras granjas, así el trigo servirá a los que tienen panadería y las uvas a los vinateros, etc. Dice que tiene amigas en Argenitina, en Paraguay y en Costa Rica, todas ellas sembradoras del Farmville, que no le gusta que no le compren sus productos porque entonces ella no les compra, que no le gusta que los coyotes, nombre que les da a quienes se aprovechan de su siembra para ganar premios, se cuelguen de su sembradío, y los da de baja del Facebook si osan hacerlo. Tiene dos hijas profesionistas que se dedican a ramas de la salud. Tiene un marido de quien ella dice que es un santo porque la aguanta con todas sus manías y lo que ella da en llamar bipolaridad, como está de moda el término suena chic.
¿Cuánta gente está atrapada en su propia casa jugando? ¿cuánta gente está atrapada en el juego de casinos y loterías? ¿cuánta gente ha perdido sus bienes? ¿cuánta gente ha roto lazos familiares por el juego? Mucha. Mucha gente que está sola, que está deprimida, que prefiere jugar porque es aparentemente inocuo, cuánta gente no tiene atención y sí está desarrollando enfermedades mentales por el simple hecho de estar jugando? En una esperanza cifrada en tengo una corazonada, hoy, voy a ganar, pueden vender propiedades, empeñar objetos, rematar hasta la ropa que traen puesta, con tal de continuar jugando.
Quienes ven jugando a sus familiares inocentemente en las granjitas no se dan cuenta que poco a poco se van distanciando y que las vacas y sembrar arroz virtualmente, empiezan a ser mas importante que el afecto que se puedan prodigar. Aparentemente el problema no representa un porcentaje significativo para el sector salud, ya que es de una sutileza que va socavando paulatinamente el equilibrio de las personas, de las familias. . No se han percatado de que pian-pianito se va perfilando un problema social que en poco tiempo atrapará a un amplio sector de la sociedad, y quienes hoy hacen caso omiso a las voces de alerta, obstinados en beneficiar con el otorgamiento de permisos para abrir más y más casinos, mañana se lamentarán de cifras escalofriantes de ludópatas a quienes tendrá que atender, si no el sector salud, sí alguna clínica especializada en ese mal.
Estudios de universidades gringas que todo les encanta investigar aseguran que la sensación que provoca ganar en el juego equivale bioquímicamente al efecto que produce la cocaína. De ahí la adicción.
Quienes juegan insisten: cuando quiera lo dejo.
Sí, cómo no.
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