“El cariño de una mina que me llevaba
doblao
en malicia y experiencia me sacó de perdedor.
Pero cuando estuve en peso y a la monta acostumbrado,
¡que te bata la percanta el
juego que se le dio!”
Canchero
Tango de Celedonio Flores
El conflicto laboral que se vive hoy en la Universidad
Pedagógica
Nacional, de Guadalupe, Nuevo León, dista mucho de limitarse a la descripción de los detalles de la vida
privada de un cafisho, como pretende hacer el director de la misma, Gerardo
Palacios Valdés,
contándonos
los avatares de su vida personal,
en el texto denominado Celopatía por la dirección de la UPN, publicado en este espacio el 24 de octubre del
año en curso, donde habla de cómo su esposa poderosa lo corrió por celos, lo cual, aunque pudiera
resultar interesante como chisme, mejor haría apegándose a lo que recomienda el
anuncio de esa revista que pregona que si no eres famoso a nadie le importa,
porque los secretos que realmente importan son los de los famosos.
Una posibilidad que ofrecen los medios de comunicación, es la de difuminar los límites entre lo público y lo privado y estas
transgresiones permiten, entre otras cosas, evidenciar la inclusión de subjetividades
consideradas como privadas, en ámbitos de carácter normado por el Estado. La sociedad mexicana, heteronormativa, patriarcal,
bullanguera y con una doble moral, aun en la postmodernidad continúa reprobando la figura del
gigoló,
aunque los hombres aparentan envidiarlo y pareciera que las mujeres quisieran
tener los recursos económicos para comprar sus favores, el costumbrismo y las
buenas conciencias, no soportan que un hombre se venda a la mejor postora.
En la Universidad Pedagógica Nacional, el conflicto es
de carácter
laboral. Y tiene su origen en cuestiones académicas.
El director en turno, ha tomado la decisión de repartir los contratos de
acuerdo a un pretendido proyecto institucional que solamente él conoce, y que ha afectado
los ingresos de una veintena de profesores y profesoras.
Este proyecto deja entrever acciones como la organización de eventos donde invierte
fondos públicos,
se toma la foto y a los cuales acuden solamente los acarreados que él mismo indica que deben
asistir. Acciones como la firma de convenios con variadas instituciones, son
publicadas y pregonadas una y otra vez, sin embargo estos convenios no se
traducen en mejoras a la calidad educativa.
Ejemplifico: se estableció un convenio con el Instituto
de Investigación
Innovación y
Estudios de Posgrado para la Educación (IIIEPE) para que la plataforma virtual EVA (Espacio
Virtual de Aprendizaje) fuera usada para ofertar cursos vía medios, para lo cual ha contratado al menos a cinco
personas, algunas de ellas provienen del Tec de Monterrey, y como con el efecto
Mateo, se les paga más a quienes de por sí buenos ingresos tienen. La inversión es muy fuerte. Los resultados, mediocres.
Alega, sin fundamentar, las bondades de la educación a distancia, pretende
privilegiar el uso de tecnología para atender al magisterio en zonas poco accesibles, y
como en el mejor ejercicio neoliberal, abaratar la calidad de la educación ofreciendo cursos light a
nivel de posgrados: especializaciones, diplomados, maestrías y doctorados en el tenor
del credencialismo y meritocracia galopante que hoy aqueja a las instituciones
de educación
superior, en aras de recibir subsidios. La educación a distancia con el
magisterio sufre porque el estudiantado no es de tiempo completo, porque su
formación
inicial no favorece el pensamiento crítico, ni tiene conciencia histórica; entre otras cosas, porque no domina
habilidades digitales, porque las fuertes tradiciones pedagógicas del trabajo cara a cara
son preferidas a un trabajo a través de la interfaz del ordenador.
Estamos convencidos de que los tiempos actuales precisan
del dominio de la tecnología como recursos didácticos en los procesos educativos, sin embargo hubiésemos querido participar en el
diseño de
un proyecto institucional que nos incluyera, ya que dominamos no solo los temas
desde la teoría, sino que tenemos esas competencias
digitales de las que tanto se ufanan las empresas privadas, pero la gran
diferencia es que nuestra vocación no contempla el enriquecimiento a través de la docencia o de la
investigación.
Nosotros no trabajamos para una empresa privada, trabajamos para la educación pública, colaboramos con el
Estado Mexicano en los procesos de actualización de docentes. Nosotros no
lucramos con la educación.
En el pasado mes de septiembre, los días 20 y 21 convocó a más de 30 instituciones de carácter público, privado y de la
sociedad civil a debatir sobre las problemáticas sociales y la intervención educativa, y debo decir que
en ocasiones era mayor el número de participantes en las mesas que el público asistente. La iniciativa
es brillante, sin embargo, un evento que no se traduce en beneficios educativos
para el alumnado, deja de tener significación. Lo mismo ocurrió en un evento anterior, cuando
poetas y escritores de la localidad tuvieron la amabilidad –cobrando- de leernos durante
15 minutos cada uno, obras seleccionadas de su producción, con auditorio vacío, cinco personas en el
presidium y tres escuchándoles.
Ante la solicitud de transparencia de la administración, participación académica del profesorado en el
proyecto institucional, así como la aclaración de despidos o disminución de contratos, el maestro
Palacios ha tenido una respuesta de corte dictatorial fundamentalista,
defendiendo la contratación de sus ex alumnas como profesoras de maestría, sin experiencia previa en
educación
superior, por el hecho de ser consideradas por él como aptas para desempeñar esa labor. Deja de lado la
experiencia y el conocimiento de profesores y profesoras que incluso han sido
evaluados por la Comisión Académica Dictaminadora de la propia Universidad Pedagógica Nacional.
Ha privilegiado principalmente a este grupo de ex alumnas
que le han seguido hasta en la nada despreciable tarea de estudiar un doctorado
en una universidad privada de Oaxaca, a donde acuden cada seis meses, y a donde
toda la planta tuvo invitación para cursar dicho doctorado, bajo la advertencia que hizo
el mismo Palacios, de que es superficial y con la promesa de ayuda económica con una beca de la
institución del
50% en cada curso. Las dos condiciones se han cumplido.
Aun antes de enviar la plantilla de personal a la Secretaría de Educación, es decir, sin firmar
contrato alguno, el profesorado recibió su carga académica y el semestre agosto-febrero 2013 dio inicio. Ninguna profesora, ningún profesor dejó sus clases, acudimos
puntualmente a impartir cátedra, sin embargo, a cada persona se le atribuyen de 4 a 9
faltas en lo que va de este semestre. Tenemos una o dos frecuencias por semana,
ya que los programas son semiescolarizados. Esta acumulación de faltas sería, por sí misma, motivo de despido,
pero como dijo el subdirector administrativo: bueno, tiene la “incidencia” pero no la tiene. Imprimió hojas a tamaño doble carta con la señalización de la cantidad de faltas de
cada persona y las pegó en cada pared de la escuela. También ha enviado correos donde
sostiene que quienes estamos en contra de sus acciones, actuamos como miembros
de la delincuencia organizada.
Con el fin de firmar un convenio con la Universidad Estatal
de Nuevo México,
acaba de contratar a una profesora que terminó recientemente su doctorado en
esa universidad, pero que se ha desempeñado como profesora de educación primaria hasta la fecha. No
le había
asignado tarea académica alguna y sí un sueldo, pero ante el cuestionamiento de dicha
contratación,
fue enviada a atender la zona rural, según ella misma difundió, dijo que iría a atender grupos vulnerables.
El profesorado que se ha opuesto a sus actitudes
dictatoriales, a sus decisiones unilaterales, al escarnio que ha hecho de
quienes trabajamos honestamente, tenemos la determinación de laborar bajo un esquema
de mejorar día con
día, contribuir con proyectos
académicos
viables, racionales y sin aspiraciones económicas ambiciosas. Contamos con
una trayectoria profesional y con un prestigio que no necesita alabanzas ni
reconocimiento de quien con desmesura opta por el camino de la denostación, las descalificaciones y el
falso relumbrón de
acciones pasajeras, estultas y frívolas.
Mención aparte merece el capítulo de lo que bien podría nombrarse “Memorias de un cafisho”, ya que Palacios Valdés ha empezado a contar hipotética y públicamente detalles de uno de
sus matrimonios, sus cuitas no interesan a nadie, y la misógina referencia que hace de su
ex esposa, quien –es de
esperar- con poquísimo
agrado recibirá esta
referencia supuestamente hipotética a su verdadero nombre, a su verdadera y conflictiva
relación, la
cual, señor
Palacios, pertenece a su vida íntima, ahí déjela, cierre su cajita de Pandora. ¿A dónde querrá llegar?
No hay comentarios:
Publicar un comentario