We are family

Nora ha formado una linda familia y en su iglesia van a publicar en una revista la experiencia que ella ha tenido con una actividad que realizó a lo largo de toda la vida, cuando sus hijos pequeños empezaron a escribir, cuando les daban calificaciones, cuando salían en alguna asamblea, enviaban tarjetitas o cartas, ella lo capitalizaba y lo fue guardando, y cuando se han ido casando, les hace un libro empastado y va poniendo capítulos, que el kinder, los niveles educativos y fotos y aparecen los abuelos y abuelas y los tíos y las tías... y en el prólogo dice más o menos así:

" Hablar de familia es hablar de amor, es hablar de construir lazos perdurables que, como el trigo, la miel y la leche nutren y nos permiten vivir.

Cuando Luis y yo nos casamos decidimos tener una gran familia. Ese fue nuestro proyecto de vida. Nuestros hijos y nuestra hija son, y han sido siempre motivo de unión y esperanza.

Cuando mis hijos estuvieron pequeños, cada evidencia de su desarrollo y de su crecimiento eran para mí motivo de alegría, pero pronto me dí cuenta que, al paso que llevaban con sus avances y logros, algún día dejarían el hogar,  como en su momento lo hice yo.

Entonces decidí que quería conservar esas evidencias, que esos detalles harían que yo atesorara un trocito de sus infancias, que de ese modo yo podría, además, saber si lo que ellos iban logrando era lo que queríamos. Hijos buenos, hijos nobles, hijos con una moral alta, trabajadores, productivos, inteligentes.

Así, fui juntando poco a poquito tantos trozos que hablan de cada uno de ellos, acariciaba sus letras, besaba sus fotografías, me enorgullecía de lo bien que iban en la escuela.

Cuando llegó el momento ineludible, cuando el primero de mis hijos se casó y se fue, me dije: ahora se los voy a entregar, haré un libro con todo lo que fui guardando, para que él tenga también el testimonio de cómo fuimos forjando con tanto esfuerzo a ese gran profesionista, a esa gran persona que es ahora, para que vea lo que para mí ha significado ser su madre. Para que, además de los recuerdos que guarda de su infancia, tenga bases firmes para el camino que entonces emprendía: formar su propia familia.

Dar un buen ejemplo es bueno, dejar huella en nuestros hijos, firme y sólida, en papel, un día servirá para anclar todas nuestras emociones y nuestras vivencias, y proyectarnos al futuro. Cuando yo estaba en el colegio me decían: los escritos son manifiestos, las palabras… se las lleva el viento. Eso lo aprendí muy pronto y por eso prefiero la escritura y dejar patente lo que siento.

Lo hice con cada uno de mis hijos y con mi hija. Me siento muy agradecida con la vida porque me ha permitido ver a mis hijos y a mis nietos crecer, a mis padres aun con vida, superar las crisis que la vida nos presenta y saliendo adelante siempre."