jueves, 26 de mayo de 2011

Calamaro y Los Tigres del Norte

Los Tigres del Norte en MTV

Si el sueño de Bolívar y de Martí fue la unión de los pueblos latinoamericanos, si Allende en su último discurso a la nación lanzó un grito esperanzador por una sociedad mejor, si Benito Juárez proclamó la necesidad del establecimiento de límites para la convivencia internacional, y todo ello está aun por cumplirse, los Tigres del Norte, el grupo musical norteño, convocado por la firma MTV, al menos para un programa de televisión han logrado hermanarse con argentinos, puertorriqueños, colombianos y hasta con un poeta y rapero mestizo, además de engalanar (se) (a) con Paulina Rubio.

Ahora que se han proscrito los narcocorridos, la selección musical seguramente estuvo a cargo de censores profesionales, porque Los Tigres interpretan muchos, y fueron de los primeros en ensalzar y enaltecer vida y obra de numerosos narcotraficantes. Ninguno de ellos cantaron, ni siquiera cantaron las alegorías a los Salinas, como en las canciones El Circo o La Granja. Esas canciones estuvieron vetadas. Hicieron una tímida alusión cantando El Jefe de Jefes y Camelia la Texana, protagonistas de la prehistoria del narco, porque con lo que ahora hemos testificado, esos corridos parecen cuentos de hadas.

La pregunta obligada es: ¿cuál es el mensaje que está detrás del concierto? Bueno, me parece que partiendo de la idea de que con la llegada de un afroamericano a la presidencia de EU, se pretende crear la fantasía de que las barreras de la diferencia étnica se han borrado, que la discriminación por fin se ha erradicado. Mentira. Con ese dato, la cascada de fantasías que se construyen en el imaginario social cobran fuerza: no hay diferencia entre las personas con discapacidad y quienes no presentan discapacidad, las mujeres ocupan puestos destacados en política y en empresas, niños, niñas y personas ancianas tienen atención médica y prestigio social, y ser indio o mestizo es un privilegio, no motivo de segregación o rechazo; hasta tenemos creada la idea de que la pobreza no es motivo de marginación, ni la falta de educación. Mentiras todas.

Por otro lado, quieren hacernos creer que la música, como lenguaje universal, nos hermana, pero haciendo arreglos a una canción ranchera convirtiéndola en tango, provocan que Andrés Calamaro se vea fuera de lugar y hasta parece preguntarse a sí mismo qué diablos estoy haciendo aquí, aparte de aparecer en MTV, lo cual definitivamente le da mayor popularidad y publicidad. Diego Torres, en lugar de cantarle a los colores de la esperanza, se puso a cantar que antes de tu llegada su vida era sufrir y sufrir. Dos cantantes de origen colonialista norteamericano, un puertorriqueño y un hijo de mexicano e irlandesa, en un afán denunciante, cantaron canciones contra los gringos. Oh, gran cosa. La hija de Susana Dosamantes hizo su papelito de chica dorada, sin comentarios.

A mí me parece que definitivamente el propósito es y seguirá siendo la comercialización de figuras populares que entretengan al pueblo haciéndole creer que somos hermanos y que somos muy valientes denunciando. Que no hay problemas y que somos felices. Ya quisiera que alguien coreara versos de Bertold Brecht, los leyera y comprendiera; que leyera a Eduardo Galeano; que alguien denunciara, se le escuchara y se le atendiera; y que los problemas que padecemos aquí y allá fueran resueltos.

Pero no. El sueño latinoamericano seguirá siendo la pesadilla del sueño americano

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