sábado, 24 de noviembre de 2012

No a la violencia de género

25 de noviembre, día de la eliminación de la violencia contra las mujeres.
En particular, no me gusta la conmemoración de esta fecha, me parece que la violencia no se combate con exhibiciones de ojos amoratados, sangre, etc.
Este año, ví por ahí en fcb una fotografía que mostraba una plaza con montones de pares de zapatos rojos y les sugerí a mis alumnas realizar un performance semejante en la escuela.
Estuvieron de acuerdo y me dí a la tarea de conseguir algunos zapatos que las vecinas ya no quisieran. Además encontré tirados en la calle algunos y con pintura roja en mano, me dispuse a pintarlos. Ricardo me ofreció hacerlo pero le dije que no, que yo debía hacer eso.
Mientras los pintaba, empecé a pensar en los que encontré tirados, me preguntaba de quén serían... ¿se los tiraron a alguien? ¿por qué solo estaba un zapato de cada pie y no el par? ¿por qué los tiraron?
Mientras esto pensaba, algunas gotas de pintura roja cayeron dentro del zapato y esto fué impactante para mí. Me dió la impresión de que pudiera ser sangre y el trabajo empezó a tener otro significado.
Empecé a pensar en Dulce María García Lazcano, que fué golpeada por un jugador del club América, Raúl Alonso Jiménez la semana pasada, y el tipo recibió del presidente una medalla de oro por su participación en Londres 2012, la cual le fué entregada después de golpear a la muchacha y ser demandado penalmente por ella. Él siguió jugando en la liguilla en el juego América-Toluca, como si nada hubiera pasado.
También me acordé de Betty,  una vecina que el otro día llegó muy asustada porque su esposo la amenazó de muerte y hasta le apretó el cuello. Ella decidió quedarse con él porque su situación económica es muy cómoda y sus hijos están acostumbrados a esa vida de comodidades, amén de ciertas amenazas respecto a un poder notariado que ella le dió para que su empresa funcione a nombre de ella.  Le dijo que él podría llevar a la quiebra el negocio y ella iría a dar a la cárcel.
Estos son solo dos casos y dejo de lado -obviamente- los cientos de feminicidios que se han acumulado en el país, en el estado, en el mundo. Dejo de lado los montones de mujeres abandonadas, faltas de educación, de trabajo, de cuidado.
No lo dejo de lado por no ser importante, sino porque no terminaría de contar. La guerra contra el narco ha permitido la confusión de crímenes que pudieran ser de esa naturaleza con feminicidios que catalogados como simples muertes sin investigar, pasan a la carpeta de la ineptitud, corrupción e impunidad galopantes en México.

La conmemoración la realizamos en la explanada de la escuela, alguien consiguió un micrófono y una bocina, pusimos música alusiva a la fecha, Liliana Felipe, Bebe cantando Ella, Lila Downs, Krudas Cubansi, algunas muchachas bailaron ska y un profesor bailó la cumbia del mole. Cuando el alumnado salía de clases les invitamos a firmar una manta, y les pedimos que comentaran acerca de la fecha en sus planteles educativos, para hacer conciencia sobre la prevención de la violencia.
Le pregunté a una alumna qué le parecían los zapatos rojos tirados en el suelo y me dijo que para ella, eso era como caminar sobre la violencia. Decidimos que así se llamaba el performance. Caminando sobre la violencia. Pisándola, pisoteándola.
El asunto de los zapatos dá para muchas interpretaciones, desde el vacío que dejan quienes los abandonan, el zapato que no tiene un par por diversas razones: le fué arrebatado el otro, no tiene el otro pie, le tiraron solo un zapato en un acto de crueldad, te pones en el lugar de la otra persona, te pones en sus zapatos,  como la campaña de Javier Sicilia, cómo en un accidente lo primero que salen son los zapatos, los sueños -recurrentes en algunas personas- de soñarse sin zapatos, como una amenaza de desnudez, de falta de protección, los zapatos quedan vacíos cuando te mueres.
Mientras estuvimos en la explanada, leímos un poema de Rosario Castellanos, 

"Meditación en el umbral:

No, no es la solución
tirarse bajo un tren como la Ana de Tolstoy
ni apurar el arsénico de Madame Bovary
ni aguardar en los páramos de Ávila la visita
del ángel con venablo
antes de liarse el manto a la cabeza
y comenzar a actuar.
Ni concluir las leyes geométricas, contando
las vigas de la celda de castigo
como lo hizo Sor Juana. No es la solución
escribir, mientras llegan las visitas,
en la sala de estar de la familia Austen
ni encerrarse en el ático
de alguna residencia de la Nueva Inglaterra
y soñar, con la Biblia de los Dickinson,
debajo de una almohada de soltera.

Debe haber otro modo que no se llame Safo
ni Mesalina ni María Egipciaca
ni Magdalena ni Clemencia Isaura.

Otro modo de ser humano y libre.

Otro modo de ser."


También leímos esa reflexión que se llama "Recibí flores hoy", así como todos los mensajes que previamente habíamos escrito en cartulinas.
En los salones repartimos trípticos conteniendo información sobre los diferentes tipos de violencia, sugerencias de cómo actuar en casos de detección de violencia en en alumnado, así como datos de la asociación Alternativas pacíficas. Una alumna trajo galletas que elaboran las mujeres en los refugios de esta asociación y se vendieron todas.

Estamos seguras de que con esta actividad no erradicamos la violencia, sin embargo, sabemos que dá para pensar y ofrece posibilidades de cambio.  



   






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