miércoles, 24 de agosto de 2011

Infancia es desatino


¿Y cómo no queremos que las costumbres maternalistas se forjen en la infancia si lo primero que les damos a las niñas son muñecas?

Esta nenita toma biberón, aún no sabe hablar, se comunica de manera gestual, trae pañal, pero lleva a cabo de manera precisa la conducta de alimentar al bebé. Yo me pregunto si está realizando un acto como de espejo, de repetir lo que hacen con ella en la muñeca, o si está haciendo con la muñeca lo que ya inetriorizó y que implica alimentarla.

Son cosas diferentes e intentaré explicarme:
Repetir un acto de manera similar de la manera en que lo hace otra persona, aunque esa persona lo haga en tí (para tí) es la primera opción. Esto es una conducta imitativa.
La segunda implica representarse el acto secuencial de a) tengo hambre b) pido biberón c) mamá me lo prepara d) me acuestan y me lo tomo. Esto implica enlazar en una secuencia lógica a,b,c,d. Desde la necesidad hasta la satisfacción de la misma. En este acto está comprendido cierto nivel de conciencia, de representación de la acción, de memorización de la misma.

Independientemente de la elección de una opción o la otra para explicarnos por qué la bebita le da un biberón a su muñeca, lo que resulta impresionante es que antes de los dos años, que es el caso de esta niña, sea capaz de realizar un acto maternal siendo ella tan pequeña. Estas conductas son identificadas por el entorno como valiosas y la niña es recompensada por hacerlas. Ella -supongo- vuelve a realizarlas ya no solo como parte de su juego, que a esta edad -según J. Piaget- aún no es un juego simbólico, no es representativo, sino que le da gusto al grupo social, la mamá dice "ay qué linda, es su bebé", la abuela le dice: "tienes un bebé mijita?".

Si bien dudo que la ley dictada por Santiago Ramírez sea validada por estos actos, me inclino a pensar que la cultura impregna la construcción y moldeamiento de conductas identificadas como femeninas y como masculinas, según sea el caso y pues parece que esta niñita -como tantas otras- está(n) destinada(s) a cargar en la vida una(s) criaturita(s)... y su mamá, su abuela, el padre de sus hijos/as y todo el mundo muy feliz y muy contento.

Pobre niña. Pobre mundo sobrepoblado.

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