jueves, 2 de septiembre de 2010

Instructivo para desaparecer una licenciatura

En la Universidad Pedagógica Nacional, escuela que se ha caracterizado por ser vanguardista, por contar en sus planes de estudio con materiales producto de investigaciones, de teóricos renombrados y progresistas, de gente con un espíritu critico y que pretende hacer valer el lema de la institución: Educar para transformar…..
La Universidad Pedagógica Nacional nació por decreto presidencial, con Miguel de la Madrid, y fue la respuesta que dio el estado a la necesidad de contar con profesores y profesoras con grado de licenciatura. Los planes de estudio de las Escuelas Normales, formadoras de docentes, se habían rediseñado y era necesario nivelar a quienes habían egresado antes. La credencialización ya estaba en su apogeo.
La Universidad ofreció inicialmente una Licenciatura en Educación, plan 79, ya entonces ofreciendo a los docentes propuestas bibliográficas como las teorías de Piaget y de Vigotsky, que en esos años, en México, eran muy novedosas, implementaciones didácticas en áreas de matemáticas, de español, enseñanza de las ciencias, materias fundamentales para la educación básica y firmadas por personajes como Monserrat Moreno y Emilia Ferreiro. En 1985, se implementaron otras dos licenciatura, la Licenciatura en educación preescolar y la Licenciatura en educación primaria. Siempre tratando de ofrecer lo mas nuevo en materia de teoría pedagógica, de metodología, de didáctica, de evaluación de los aprendizajes, evaluación institucional. Así, los últimos diseños curriculares se realizaron en 1994. Siempre ofreciendo una licenciatura mas desarrollada, mas acorde a los cambios sociales, políticos, a los desarrollos teóricos en materia educativa.
La matrícula de las diferentes unidades UPN en el país empezó a declinar, ya que se fueron cubriendo las necesidades del magisterio. Entonces se dio paso a las maestrías, y de nuevo los diseños curriculares corrieron a cargo de expertos en esa materia, y de docentes de las diferentes unidades supervisados o asesorados por esos expertos.
En este nuevo siglo, a pesar de estar ya ofreciendo el nivel educativo de doctorado en algunas unidades UPN, de nuevo la matrícula va decreciendo, motivo por el cual, después de hacer un diagnóstico de necesidades, se decide diseñar una Licenciatura en Intervención Educativa, para egresados de bachilleres, lo cual no se había experimentado en muchas unidades, y esta Licenciatura responde a las necesidades sociales actuales: tienen un perfil con características que se amoldan a las comunidades analfabetas, a las grandes masas que requieren comprensión y apoyo para emprender proyectos productivos, a los grupos sociales de excluidos o marginados por distintas causas: pobreza, falta de recursos educativos, diferencias étnicas o con distintas discapacidades, a los grupos de adultos mayores que necesitan proyectos ocupacionales, a los grupos de jóvenes o adultos con necesidades educativas, a los cada vez mayores grupos de madres que requieren atención educativa para sus hijos e hijas en edades muy tempranas.
Pero este perfil no corresponde con lo que las políticas neoliberales definen. Las políticas neoliberales no necesitan profesionales de la educación que creen proyectos productivos, ni campañas alfabetizadoras, ni grupos de acompañamiento a familias de personas con discapacidad, mucho menos a quienes diseñen proyectos de intervención educativa que apoye a los marginados ni a los segregados de la escuela.
La normativa neoliberal necesita obreros que trabajen en las maquiladoras, no gente pensante que intenta comprender los cambios sociales, las dificultades de las familias ante la falta de empleo, las políticas neoliberales quieren gente desempleada para que la oferta laboral sea cada vez menos bien pagada, para que quienes necesitan el trabajo se conformen con lo que sea, porque si no aceptan el trabajo a un pago bajísimo, otro lo aceptará. Total, lo que sobra es gente desempleada.
En este tenor, el eficientismo de las autoridades de la UPN a nivel nacional, decidieron que es un gasto inútil estar preparando a estos profesionales, que hay que cerrar la Licenciatura. Muchas unidades en el país decidieron que no cierran, ya que hay demanda educativa, y esta licenciatura responde a las necesidades sociales. Y se negaron a cerrarla. Y directivos, el profesorado y el alumnado se proclamaron en contra de cerrarla. Y continúan trabajando. Tal vez sus días estén contados, eso depende de la fuerza de las autoridades, de la forma en que presionen para cerrarla, por ejemplo, amenazando con restricciones presupuestales. También depende de la demanda y de la fuerza que tengan tanto el estudiantado como el profesorado.
En Nuevo León, las autoridades de la SE, al enterarse de la intención de la rectoría de la UPN, con ese afán instrumentalista y neoliberal que les caracteriza, inmediatamente dijeron: sí, cierren.
El profesorado no ha estado de acuerdo con el cierre, han solicitado explicaciones a las autoridades tanto de la SE como de la propia Unidad UPN, pero se han encontrado con maniobras sucias, ya que han hecho acciones dilatorias, han hecho acciones de simulación: lanzaron la convocatoria por la prensa local a inscripciones de la licenciatura, pero cuando las personas llamaban o acudían a solicitar informes, les anotaban en una lista de espera. Espera que aún están haciendo, porque nunca planearon ni organizaron ese primer semestre: las cargas académicas se repartieron en los otros programas educativos que tiene la escuela, pero a nadie pidieron opinión, ni al profesorado ni a quienes querían ingresar. La decisión se dejó en manos de la desidia, de la maniobra de dejar pasar el tiempo sin dar la cara en una toma de decisiones. Hacer como que hago, pero me hago loco.
Y los ingredientes están completos: personas a cargo de la escuela sin capacidad de toma de decisiones, sin entereza ética para dar la cara en un cierre de una licenciatura que, no solo es necesaria sino que además, es oportuna en la atención a necesidades educativas y formativas de la población, funcionarios de nuestros gobiernos neoliberales a quienes importa un pepino el futuro de este país, y la desigualdad de fuerza entre los que están en el poder y los académicos y académicas pensantes de una escuela que aparentemente está cavando su fosa día a día.
En el hoyo y cavando.

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